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28 Y habitó las ciudades asoladas, Las casas inhabitadas, Que estaban puestas en montones.

29 No enriquecerá, ni será firme su potencia, Ni extenderá por la tierra su hermosura.

30 No se escapará de las tinieblas: La llama secará sus ramos, Y con el aliento de su boca perecerá.

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